1. Recordar.- Recordar es mirar el pasado. El pasado es un lugar donde ocurrieron los hechos que nos han traído aquí y ahora mismo. Es importante para nosotras echarle un vistazo a ese pasado y hacer una re lectura de la historia desde esa voz que no ha podido contarla: nuestra voz. Recordar, sin embargo, no puede ni debe ser una cuna de odios y resentimientos. Nosotras tenemos la tarea de investigar ese otro lado de la historia. Ya que lo que nos vienen contando desde el sistema educativo occidental impuesto, y nunca rechazado por los Estados después de las endebles declaraciones de independencia de América Latina, es la versión de quien cree que llevó civilización a un mundo salvaje; educación a ignorantes; luz a la oscuridad. Tenemos que recordar desde nuestro lado de la historia, desde nuestra versión, porque en ella se encuentran los rellenos de esos vacíos o huecos que muchas sentimos respecto a nuestra identidad, sobre lo que somos y no somos. No solo recordar que hubo una vez un hombre blanco invadiendo, saqueando, violando; sino recordar más atrás, cuando éramos originalmente nosotras y éramos dignas de ser quienes somos, sin un opresor. Y esto me lleva al siguiente punto.
2. Reconstruir.- Tras el paso de occidente por varios países del mundo, con la biblia en una mano y el látigo en la otra, como decía, nos obligaron a no ser quien somos. E incluso nos obligaron a olvidarlo-aceptarlo: “Porque ya pasó”. Sin embargo, si lo dejáramos ahí, solo nos ha quedaría una identidad destruida. Una identidad cortada e infravalorada. Una identidad con huecos, con vacíos. Un miedo a ser nosotras. En ese sentido, lo que nos toca es reconstruir mirando ese pasado. Reconstruir nuestra identidad. Esta tarea es de nosotras hacia adentro, re edificar otra vez nuestro valores, creencias y símbolos. Para que esos vacíos que se manifiestan en miedos; esos vacíos que se manifiestan –muchas veces– en el rechazo a uno mismo; en una baja autoestima colectiva, es decir en la desprotección, podamos llenarlos, transformarlos en un verdadero sentimiento de pertenencia y protección. Y aquí llegaremos al siguiente punto.
3. Reinventar-. Es la tarea hacia afuera. Hacia el otro. Debido a que el Otro maneja unos significados y referencias en relación a la identidad. En nuestro caso, lo que percibe el Otro, son unos significados y símbolos de algo que, en realidad, no somos. Esto está estrechamente relacionado con la relevancia y los fines de la Asociación Cultural Abya Yala. Para reinventar estos significados que tiene del Otro nuestra vía de transformación es el arte en todas sus formas. El arte como puente pedagógico y de reivindicación. Mostrar la perspectiva de nuestra verdadera identidad. El arte como instrumento de sensibilización, visibilización y lucha contra el estigma. Ahora, esto no se trata únicamente de invitar a la gente los recitales para que, desde un rol pasivo, nos escuchen y aplaudan, sino también abrir el espacio, a través de talleres de sensibilización, para que muchas de nosotras hagamos también el trabajo de reinvención dentro de nuestro círculo más cercano. Reinventar el significado de lo que realmente somos.
Conclusión: Como pueden ver los tres puntos se manejan de una manera, digamos, holística. Porque para llegar a esta resignificación de la identidad, que es una percepción tanto interna, es decir una mirada interior hacia nosotras mismas, y a la vez externa, es decir en relación con el otro y su percepción de lo que somos, estamos haciendo los tres pilares: recordando, reconstruyendo y reinventado, todo, al mismo tiempo. Cada una de ella es un engranaje de interdependencia. Ninguna funciona sin la otra.
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